domingo, 20 de abril de 2008

Santomera 2008

Esta reseña es para agradecer en primer término al grupo completo por ser sencillamente como es.
Y contar ahora cómo fue la actuación en Santomera (Murcia).

Todo se inició el viernes, un viernes lluvioso y desapacible que intentó minar los ánimos del grupo, sin conseguirlo claro está. Hizo que nos esperásemos más de una hora entre nosostros, unos en pepecar, otros en la estación de renfe, y el resto en el local.
Después de lograr reunirnos, a eso de las 6, todos con una sonrisa estábamos cargando el material en la furgoneta. Tres de nosotros abrirían la expedición a Murcia: Valentín (el viajero), Billy (nuestro relaciones públicas) y yo (por dar un toque femenino a la representación ;-))

Da gusto viajar con esta gente, os lo aseguro, Valentín pacientemente explicaba lo que para mí es la desconocida geografía española (y cada vez me doy más cuenta de hasta qué punto!), su flora, fauna y como no, su gastronomía (vino de Jumilla, arroz de Calasparra, "perogollo" o algo así, ensalada murciana, caldero de arroz, Miguelitos de Juanito jejejje). Y mientras Billy impasible con la mirada fija en la carretera (él nos hace caso, asegura, pero no nos mira al hablar, je!, qué majo es!).

Hacemos planes para la llegada mientras el viento azota la furgoneta y pasamos por una zona de nubes negras que descargan agua con furia. Me encanta que llueva cuando viajo...no tengo muy claro por qué, seguramente será por ser asturiana, y disfruto viendo resbalar el agua por el cristal.

Llegamos a La Roda y hacemos un alto en el camino, lo justito para tomarnos un cafetillo y seguir rumbo a Murcia.
Valentín continúa con su lección sobre platos típicos murcianos y a mí se me hace la boca agua.
Billy está un poquito cansado y parece que su rodilla no está en el mejor momento, intento que me haga caso y se ponga hielo, pero está claro que no me hace ni me hará caso...es difícil seguir los consejos de "la mujer perseguidora".

Con la música de Grease llegamos a Murcia, con la ilusión que nos caracteriza en cada viaje en el que se nos permite subirnos a un escenario y con los nervios propios de poder satisfacer las exigencias del público.

Encontrar el hotel a la primera es tarea fácil yendo con Billy (y su GPS); así que sin dar una vuelta de más arribamos a nuestro destino: Hotel Legazpi (situado en plena zona de marcha...sí, sí...ya veremos!).
Tras una conversación (por no llamar negociación) con el encargado de noche del hotel, conseguimos las habitaciones que estaban perfectamente reservadas y atisbamos a entender que podemos dejar la furgoneta al día siguiente en el parking del hotel, aunque puede haber dicho otra cosa...pero no es tarea fácil entender a este hombre.

Cansancios aperte subimos al hotel, me quito el chandal de los domingos y me pongo unos vaqueros prietos (por gorda, no por seductora ;-)); y fijamos un nuevo objetivo: cenar.

Parecía sencillo, pero no, al final encontramos un restaurante con sitio, cocina abierta...vamos, lo mínimo para poder tomar algo. Y por cierto, resultó fabuloso: calamar a la plancha, ensalada de tomate y pierna de cabrito...qué rico todo! Menta poleo para finalizar el ágape...y...a por un rifle! (anda que Billy usa cada jerga). Eso si que fue imposible, no hubo un solo pub dispuesto a saciar nuestra sed de fiesta...así que compungidos y con la marcha en el cuerpo nos fuimos al hotel. El sábado iba ser un día duro.

Y llegó el sábado, el día mágico, el día de los nervios el compañerismo extremo y el poder ser quién tú quieras durante 2 magníficas horas. Claro que previamente hay que ser quién el director decida y descargar ordenadamente la furgoneta y posteriormente montar el escenario...jejee, parecemos hormiguitas trabajando en la construcción de su hormiguero!...ya nos lo sabemos de memoria, creo que cualquier día nos presentamos al guinnes para que vean que somos capaces de montar en menos de 40 mins!

Hemos quedado a las 9:15 para desayunar y a las 9 ya están los chicos aporreando mi puerta..leche!, dejad que me duche y nos vemos abajo.
Desayunamos, y hale!, a Santomera.

Llegamos a las 10:30. Damos unas vueltecillas para aparcar la furgo, me compro unas medias para la representación y...a esperar por el técnico que viene a montar la caja negra. Situación del momento: estamos en la plaza del ayuntamiento, el sol ya calienta bastante, están montando la carpa de la feria del libro (abrirá a las 5) y hay dos terracitas al lado de la fuente de la plaza...no nos queda más remedio que sentarnos a disfrutar del momento y aprovechar para desayunar de nuevo(los nervios dan hambre, a mí al menos).

Llega un chaval en bici que confunde a Billy con un jugador...aunque podría haberme confundido a mí también. De las 20 frases que ha dicho , he entendido...ummmm..."a qué sí?" (o algo parecido).

Llega el técnico a montar la caja negra. Abandonamos al terraza y nos dirigimos al salón de actos donde será la representación. Aparcamos de nuevo la furgoneta para que la descarga nos sea más llevadera (hay escalera...y el decorado pesa!) y hale!, manos a la obra.
A las 12 menos 10 (predicción y acierto de Rafa) llega el resto del grupo. Ya está todo descargado, pero nada montado, así que una vez que el técnico termina con la caja negra, aunamos nuestras fuerzas y ...en un santiamén (ya casi lo haríamos con los ojos cerrados) está montado el escenario.
Reservamos comida para los 11 en la terracilla de enfrente, unos entrantes y un arroz con verduras y conejo, salvo para el niño que quiere carne!.
Al fin pruebo el vino de Junilla...ummm, sabroso!...Hale un par de garrafas (entre los 11) y vuelta al escenario.
A la carrera maquillaje, vestuario, ejercicios de voz...y...a las 7:30 se abren las puertas del salón de actos para que enten los primeros espectadores.


Valentín está arriba, en su puesto durante 45 interminables minutos hasta que....las luces se apagan y...COMIENZA LA REPRESENTACIÓN!!!.

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